Leo ayer en el periódico EL DIA de Valladolid, un artículo de Opinión de Manuel Molares do Val, en su columna CRÓNICAS BÁRBARAS, en el que critica un artículo que por lo visto apareció en el DIARIO PÚBLICO.es, “el diario de la izquierda radical”, según el autor, en el que se preguntaba por qué los “grandes atletas españoles militan o apoyan al Partido Popular, mientras sólo uno de ellos Fermín Cacho, secunda al PSOE” .
Lo
que no menciona el articulista es que esta coincidencia ya fue apuntada por el
periódico EL MUNDO en el mes de
octubre del año pasado, cuando se unió a la lista la atleta Marta Domínguez (la imagen pertenece a esta noticia precisamente).
Pero
en todo caso del artículo de Manuel Morales me llamó la atención el párrafo que
cito:
“El Periódico no daba explicación del porqué
de su preferencia política, y ni siquiera los mismos atletas entrevistados la
revelaban. Pero no parece difícil descubrir que viven para competir, por lo que
rechazan el igualitarismo, quedarse atrás para ayudar a los más débiles, como
los estudiantes número uno que rivalizan en colegios y universidades. El
triunfo del individuo siempre será de derechas.”
…¡Vaya!
Muy ilustrativo.
No
había visto ese artículo de EL DIARIO
PÚBLICO.es, periódico digital (una pena que tuviese que desaparecer la edición
en papel), que suelo leer de vez en cuando sin considerarme “de la izquierda
radical”, pero si que me he preguntado alguna vez por la causa de esa
“coincidencia” ideológica. Dejando aparte el posible elitismo del que pueda
verse impregnado algún deporte, y que le haga ser practicado solamente por
gentes pudientes de derechas, es cuanto menos curiosa la abundante militancia pepera entre los deportistas de élite de
este país.
¿Qué
se consigue con esa participación política? Según el autor “casi todos
tienen títulos universitarios que les permiten vivir sin necesidad de la
política…”. Sería cuestión de ir
comprobando ese aserto uno por uno, porque los deportistas de élite sacrifican
estudios y preparación intelectual (además de otras muchas cosas) por la
preparación física y deportiva, lo que no quiere decir que todos carezcan de
formación. Y aunque la tengan, su preparación académica no será la que haga que
un deportista de la talla de los mencionados obtenga un puesto político bien remunerado. Lo obtienen
por su popularidad.
Pero continúa la frase diciendo que en la política “…se integran sobre todo por afición”.
Pues peor me lo pone. Aficiones son el aeromodelismo y el paseo de los
domingos, por poner dos ejemplos, pero el ejercicio de la política necesita de políticos, y le sobran “aficionados” (así nos va), que además ni siquiera tienen claro a
qué partido dedicar su “afición”, como Marta Domínguez que, lejos de tener una
clara vocación ideológica de derecha, afirmo sin titubeos, que se decantaba por
el PP porque el PSOE no se lo había pedido antes (ver el artículo de Público.es). Lo que tienen estos
deportistas, más que afición, es imagen, imagen de triunfo. Y como todo el mundo sabe, la imagen
también se vende, o se alquila, o se gestiona a través de una empresa externa
(la famosa “externalización de servicios”, esa a la que tan aficionado es el
PP). Y los deportistas son especialistas en “vender” su imagen de marca.
Luego
está el tema económico, el de la pasta, vaya. Si un deportista de élite sitúa su
domicilio fiscal, pongamos por caso, en Mónaco, para pagar menos impuestos que
en su país de origen, o puede tener en España todos sus beneficios económicos
deportivos bien colocados a través de unas SICAV, pues lógicamente apostará por
una política de derechas que le permita seguir haciéndolo, o les perdone una
deuda hacendística, o les rebaje las cotizaciones hasta límites irrisorios, o…
total por unos milloncejos de nada colocados por ahí, ese deportista en el PP
lleva aparejados muchos votos. Seguros, todos los de su pueblo, más que
posibles, la mayoría de sus admiradores. Claro que si alguno se ve implicado en
un caso escabroso de corrupción o dopaje, más vale que salga limpio de eso, por
que si no, la imagen que se da es de todo lo contrario.
Leo
por ahí en alguna web que hay quien se pregunta porqué los artistas de la
cultura apoyan a la izquierda y los deportistas a la derecha. Esta es una vana
generalización, porque hay muchos actores que apoyan a la derecha (recordemos a
Norma Duval, o al reciente “Premio Ussia 2012” Arturo Fernández (azote de la “fealdad”
en el 15M), pero si que puede ser verdad, en cierto modo. Los artistas de la
cultura, en general, se deben a un público, a una generalidad, a sus seguidores.
Su labor es para los demás. Y a tenor de lo que afirma el autor del artículo,
los deportistas son individualidades competitivas que buscan un logro personal,
un triunfo particular, un ponerse por delante de otros más débiles.
Podría
ser esta la respuesta a una pregunta muchas veces formulada: ¿qué es lo que mueve
a un ciudadano a votar por una u otra opción política? Leyendo este artículo,
me da por pensar que una trabaja para el bienestar de los demás, de todos, incluidos
los débiles o los que se quedan atrás; y otra lo hace por y para el beneficio y
logro personal, sin pararse a ayudar a otros.
Solo
tenemos que decidir en cual de los dos “equipos” queremos estar. Al final voy a
tener que agradecer la crónica.... pero no, ¡ni de coña!
AlmaLeonor