RAJOY SE EQUIVOCÓ… PERO SE LE APLAUDE
Hay tres formas de penar una equivocación en la vida
pública. En la Iglesia una equivocación con el dogma implica cumplir una
penitencia. En la Justicia, equivocarse con la ley supone una sentencia
condenatoria. En política una equivocación supone una dimisión.
O al menos eso es lo que nos habían enseñado que sucede en
democracia. Si un partido político en el poder se equivoca en sus políticas, en
sus actuaciones, en sus decisiones, en sus declaraciones, o en elegir a sus
amigos cuando estos son corruptos, si se equivoca, ha de dimitir. En España no.
Pero eso no es todo. Lo peor de este asunto “ahora si”
llamado Bárcenas, es que a nadie parece importarle mucho que se esclarezca. Al
partido en el gobierno, al PP, es entendible que no le interese que se sepa
mucho más de este tema, por eso ha protagonizado las más rocambolescas ruedas
de prensa que se recuerdan en la historia de la democracia mundial, dando unas
explicaciones que debían ser rectificadas a golpe de “papeles” publicados en
los medios. Y por eso ha retrasado la intervención del Presidente ante la
Cámara que representa a todos los españoles. Pero es que tampoco le importa
mucho más a los demás grupos de la oposición, ni a los periodistas políticos,
ni casi a los ciudadanos.
Partidos políticos y periodistas especializados se han
dedicado a arrojarse titulares a la cara y a cubrirse de acusaciones mutuas al
grito del “¡Y tú más!” que se ha convertido en el santo y seña de la política
de este país. Mientras, a pocos les importa algo más que el tema de unos sms
intercambiados entre Rajoy y Bárcenas. Eso sí, con decir que “me equivoqué al
tenerle como amigo” sale “reforzado” del Congreso.
¿Es que lo único que importa es si Bárcenas y Rajoy se
intercambiaban mensajes de sms? ¿Es que a nadie le importa la corrupción que se
denuncia? ¿Es que todo el mundo se está creyendo que Bárcenas es simplemente un
delincuente que se queda con dinero? ¿Es que a nadie le importa saber cómo
llega ese dinero a sus manos, siendo TESORERO de un partido mayoritario en este
país? ¿Es que nadie es capaz de relacionar el trabajo de un tesorero con las
actuaciones que se llevaban a cabo en el lugar donde ejercía, ergo sede del PP?
Si esto hubiese sido una película de Hollywood, y Bárcenas el
tesorero de Al Capone, hubiese estado protegido por la policía mientras
destapaba todos los manejos corruptos de su jefe, al tiempo que a éste se le
encarcelaba por quedar demostrado, con los papeles que diligentemente lleva al
día el tesorero, que disfrutaba de ingresos no declarados a Hacienda. En este
país, al tesorero se le encarcela, y a su jefe se le aplaude en el Congreso.
Eso sí… todo el mundo comenta la coletilla “fin de la cita”…
una literalidad que en un tesorero podría ser hasta anecdótico, pero que en un
Presidente de Gobierno es preocupante, muy preocupante…
AlmaLeonor